miércoles, 27 de mayo de 2015

https://www.facebook.com/pages/Claro-Barato/1617156118534791



Hola a todos!

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Aquí os dejo la dirección de mi página en facebook Claro & Barato. Dónde escribo como aquí reflexiones, curiosidades, bromas o simplemente lo que me apetece compartir.
El blog me deja jugar más con las entradas, preparlo todo mejor, poner foto en la parte del texto que me apetezca así que por eso me gusta más escribir aquí, aunque el face también es cómodo.

¡Espero vuestras visitas! Un saludo.

Edificio Chrysler



¿Sabeís que tal día como hoy, en 1930 se inauguró el famoso edificio Chrysler de Nueva York?




En el momento en que se estaba levantando el edificio, los constructores de Nueva York se encontraban en una dura competencia para construir el rascacielos más alto del mundo.


El edificio Chrysler fue construido a una media de 4 plantas por semana y ningún trabajador murió durante su construcción. Algo realmente inceible si vemos las condiciones en las que trabajaban.



Van Alen, previamente, había conseguido permiso en secreto para construir una aguja, que fue construida dentro del edificio. 



La aguja de acero inoxidable Nirosta fue colocada en la cima del edificio una tarde de noviembre de 1929 haciendo del edificio Chrysler no sólo el edificio más alto del mundo, sino también la estructura más alta, superando a la Torre Eiffel.

En cada esquina del piso 61 hay una gárgola con forma de águila. En las esquinas del piso 31, están unas réplicas de las tapas de los radiadores de los automóviles Chrysler de 1929, a las que se les añadieron unas alas.
                             



El perfil distintivo del edificio Chrysler ha inspirado en la construcción de rascacielos por todo el mundo, como el One Liberty Place, de Filadelfia.


lunes, 25 de mayo de 2015

Enfadarse y dejar de respirar



 ME ENFADO Y NO RESPIRO




Hace años, cuando era una adolescente solía tener una idea en mente: dividía a las personas con las que me relacionaba en amigos y en “personas que me han fallado”.

No entendía como una persona a la que yo le había dado lo mejor de mí en un momento dado no me correspondía. O que una persona con las que un día estuve pasándomelo en grande días después me dejaba de lado. ¿Y yo que hacía? Indignarme como una niña, aún con catorce o quince años me lo podía permitir. Sentía que me habían fallado, que los malos eran ellos y que yo era una víctima. Una víctima de mi bondad.

¿Yo soy tan buena y los demás son tan malos? En absoluto.

Y esta reflexión me ha venido a la cabeza al ver que aún hay personas que ya con una edad considerable continúan con esta idea infantil de “El mundo está en mi contra”.

¿Recuerdas cuando de adolescente alguien te fallaba y te quedabas acongojado, dándole vueltas, indignándote, comiéndote la cabeza?:

-¿Por qué a mí?

-Ohhh Cristina le ha hablado a Chary que es mi enemiga, o sea, ¡menuda falsa! Le ha pedido un boli, ¿y por qué no me lo pide a mí que soy su amiga? ¡Traidora!

-¡¡Ala!! Otra vez me han traicionado. Chary le ha pedido a Critina si le puede pasar su mochila y ella se la ha pasado. ¡Falsa!, ¡si de verdad fueses mi amiga se la habrías estampado en la cabeza!

¡¡EL MUNDO ESTÁ EN MI CONTRA!!  ¡¡LA SOCIEDAD ES MI ENEMIGA!!


No, el problema no es la sociedad, no son los demás. El problema es cuando crees que eres EL OMBLIGO DEL MUNDO.

Y es que conforme vas creciendo (no quiere decir que todos lo hagamos al mismo tiempo) te vas dando cuenta y sobre todo a base de experiencias de ese tipo de que la gente no siempre va a actuar como TÚ quieres, como TÚ esperas.
Y sobre todo te das cuenta de que las personas son libres para actuar como ellos quieran.

Por eso mismo no tienes que creer que una persona por que un día te diga algo bonito va a ser tu mejor amiga de por vida, es decir, no te tomes tan en serio las cosas que los demás piensan de ti, ni buenas ni malas. Porque a lo mejor eso no significa nada, es decir yo hay días que estoy más optimista y me relaciono más con la gente y hay días  en los que estoy agobiada y ni me apetece hablar y me distancio un poco y eso no quiere decir que alguien me caiga mejor o peor. Y por supuesto no me gustaría que por tener un mal día y estar más ausente me destierren por ello.

Yo tengo mi mente en paz desde que comencé a ver ese tema de un modo diferente: las personas no son propiedad de nadie y es un gran error dividirlas en amigas y enemigas. A lo mejor un día coincides con una persona y pasas un rato agradable con ella y eso no os convierte en amigas ni en nada, simplemente disfruta de ese momento y no esperes más.
Si has cortado con tu pareja y tenéis amigos en común, ¿por qué esperas de ante mano que esos amigos ahora no hablen con tu ex? Pues en vez de indignarte por ello recuerda los buenos momentos y si un día llaman a tu ex, no los destierres, puede que otro dia que lo necesites queden contigo también. Pero si los tachas de enemigos del tirón tienes más que perder.

Yo no estoy acostumbrada a tener un grupo definido de amigos. Tengo a mi amiga de toda la vida con la que tengo 0 cosas en común, pero que cada X tiempo nos llamamos para tomar un café. Tengo otra amiga que estaba viviendo en Alemania y cada vez que ha vuelto a España (ya definitivamente) pues hemos desayunado jutas y nos hemos puesto al día. Tengo amigas de la ESO, de Bachiller, personas que no veo a diario pero que aun así cuando nos acordamos los unos de los otros nos damos un toque. Luego mis compañeros de clase actual, voy a clase, hablamos, alguna vez cae alguna confidencia, nos reímos y a veces tomamos alguna cerveza. Y así con todo y vivo feliz sin comerme la cabeza por que alguien me falla o me deja de fallar.

Luego llego a mi casa y estoy con las personas que sí forman parte 100% de mi vida, mi familia, mi novio, mi perrita. Mi núcleo.

Resumiendo: disfruta de los momentos que compartes con las personas sin etiquetarlas. No pienses que las personas son de tu propiedad, cada uno hace lo que siente, no están para formar parte de tu ejército, no son tus “Inmaculados”. No te creas el ombligo del mundo y lo más importante: no le des tanta importancia a lo que dicen o hacen los demás.

domingo, 24 de mayo de 2015

Dosis diaria de gente



Dosis diaria de gente.



Cuando estamos en clase o en el trabajo, nos relacionamos con los compañeros de puertas hacia dentro. Vemos si hacen su trabajo mejor o peor, si habláis más o menos, si es más pesad@ o es soportable. Si colabora contigo. Si es simpátic@. Pero no nos paramos a pensar en esas personas de puertas hacia fuera, es decir, a esas personas en su “vida real” día a día.

Sin embargo un día de repente te quedas a solas con uno de ellos y comenzáis a hablar y entonces descubres que a lo mejor un compañero/a que se lleva bien con todos los demás compañeros, en su vida real apenas tiene amigos, o que una mujer que te resulta realmente pésima tiene una fuerza mental inmensa y ha sido una autentica madre coraje.

A lo mejor esa chica que ves todos los días hablando de gustos afines a los tuyos si hubieseis coincidido más a menudo en el mismo puesto o grupo os veríais con distintos ojos, pero al no coincidir no se ha creado ningún tipo de confianza ni vínculo.

Y puede que esa persona que pasa desapercibida en clase, en su tiempo libre sea verdaderamente un/a artista.

Siempre nos podemos llevar una sorpresa con la gente que nos rodea. Cuando terminan las obligaciones y comenzamos a “vivir” Cuando miramos más allá. Cuando nos damos cuenta de que una persona que flojee en un cierto sentido puede que sea admirable en otro.

En fín, lo importante es ser buena gente, con nuestros defectos, por supuesto, pero con buen fondo a fin de cuentas.


sábado, 23 de mayo de 2015

Mejores Amigas (2ªparte)


Mejores Amigas (2ª parte)


Me quedé en el pasillo ante su puerta intentando convencerla de que se lo contase todo a la policía, pero una vez puesto a salvo su secreto salió de la habitación como alma que lleva al diablo y violentamente me arrastró hasta la calle, sin una explicación, sin dejarme coger mis pertenencias. En ese momento me di cuenta de que no conocía a Esther.
Pasé toda la noche a la intemperie, esperando a que mi amiga recapacitase, se calmase. No quise ir directamente a la policía, a pesar de todo quería darle la oportunidad de que ella misma explicase sus motivos.
Aunque parezca increíble por los nervios que tenía encima finalmente terminé sobre el blando césped del jardín abandonándome en los placenteros brazos de Morfeo.


La mañana siguiente desperté dispuesta a coger el toro por los cuernos. La fría escarcha se había metido por cada poro de mi piel y me dolían todos los huesos del cuerpo. Ese malestar reforzó mi ira.
Llamé incesantemente a la puerta. La aporreé hasta hartarme pero no recibí respuesta alguna. Miré por las ventanas pero no avisté ningún tipo de movimiento. Si Esther no me abría por las buenas necesitaba entrar a la fuerza para recoger mis cosas. Intenté forzar tanto puertas como ventanas hasta que finalmente la ventana que daba a la cocina cedió. Entré sin ningún tipo de reparo. Rápidamente cogí mis maletas y comencé a llenarlas con todas mis pertenencias. Cogí mi bolso con mi documentación, mis tarjetas de crédito y mi teléfono móvil. Iba a coger las llaves de casa, cuando me di cuenta de que ya no las iba a necesitar más salvo para salir de allí aquél día.
Salí de la habitación que días atrás había considerado como mía, cuando con el rabillo del ojo advertí algo extraño en la habitación de Esther. Estaba más vacía de lo habitual. 


Entré con sigilo, parecía una habitación totalmente nueva, el armario estaba completamente vacío al igual que muchos de los cajones que antes escondían los secretos más íntimos de la que fuese mi amiga.
Esther al igual que Marisa había desaparecido.
Dejé mis pertenencias en la entrada de la casa. Cogí las llaves, ya que esta vez iba a volver, y me dirigí a la comisaría de policía.
Les conté la fuga de Esther y el comportamiento tan extraño que había desarrollado los últimos días. Por supuesto también les hablé de las cartas que Esther le enviaba a Marisa. Me preguntaron si había visto alguna dirección en ellas. Mi respuesta fue negativa.
En seguida se pusieron en marcha y emprendieron una búsqueda y captura contra ella.
Uno de los agentes me acompañó a casa para buscar pistas sobre el paradero de la fugitiva, mi amiga. Era tan extraño…
Llamé por teléfono a Gema, otra ex compañera de trabajo. Le conté lo sucedido y me dejó hospedarme en su casa una o dos semanas, hasta que encontrase un alquiler que me pudiese permitir. Estaba claro que tenía que ponerme las pilas con la búsqueda de trabajo.
A los pocos días me llamaron por teléfono. Era de “La casa de la tortilla”. Gema había intervenido por mí. Ahora tenían un puesto vacante, el de Esther, la cual seguía desaparecida. No me entusiasmó mucho la idea; De hecho hasta me daba miedo. Esther me daba miedo. Pero si perdía esa oportunidad me quedaría en la calle, así que acepté.


Pasaron cinco meses. Estaba encantada con el trabajo, tenía unas compañeras estupendas y la gente era soportable. Lo curioso es que si yo estaba allí ganándome la vida era por las circunstancias de la pobre Esther. No entendía nada, pero ahora que se había pasado el susto veía a la que fue mi amiga desde otra perspectiva. Sentía pena por ella e incluso un poco de agradecimiento por poder ocupar su puesto de trabajo. Eso me hacía sentir egoísta, pero era lo que había.
No paraba de preguntarme a diario dónde estaría Esther. Un día decidí acercarme a nuestro sitio de reflexión, a la colina de los vientos.
Como era costumbre la brisa azotaba mi rostro, lo que me ayudaba a despejarme. De repente me vi invadida por un sentimiento de nostalgia improcedente: Echaba de menos a Esther, aun cuando no había olvidado su actitud ni lo que me hizo.
Ya casi estaba oscureciendo. Pensé que debía bajar antes de que fuese más tarde y me costase más ver por donde descender. Antes de irme eché un vistazo de despedida. No iba a volver a ese lugar; me traía recuerdos demasiado extraños e incompletos, recuerdos que no me hacían sentir bien. Mientras bajaba por la colina me iba fijando en los detalles más insignificantes de ésta a sabiendas de que era la última vez que los iba a ver. De repente avisté una figura curiosa que no había visto antes: Eran piedras que formaban una figura. Una cruz, y a los pies de la cruz había un montón de piedras amontonadas. 


Me recordó a cuando enterramos a mi perro Freddy justo en el solar de en frente de la casa de mis padres. Me arrodillé para observarlo mejor. Dentro del montón de piedras alguien había metido algo, puede que una despedida. La idea me enterneció tanto que no tuve reparos en sacar el papel de su cueva de piedra y leerlo.

“Querida Marisa:
Me temo que esto se me va de las manos. Me marcho y no podré volver a visitarte al menos en un tiempo.
Estoy metida en un buen lío por tu culpa y tú no puedes pagar ninguna consecuencia por lo que hicimos.
Supe guardar tu secreto cuando te daba miedo contar que estabas embarazada. Lo ocultamos durante meses hasta que tu madre lo advirtió. Y después te seguí en tu perturbada idea de asfixiar y enterrar a tu propio hijo. Aún siento sucias mis manos.
Luego esperé y esperé por si con ese acto me había ganado un poco de tu amor, que me mirases por fin con otros ojos. Yo era tu alma gemela, la única que sabía todo de ti. Tu cómplice y compañera. Pero aun así no me lo agradeciste de la forma que esperaba, ¡de la forma que debías! Me decepcioné tanto que tuve que buscar una manera en la que me pudieses pagar todos los riesgos que asumí y todos los sacrificios que tuve que hacer por ti. No podré tener tu amor, pero al menos te tengo escondida en un sitio seguro, en el que siempre estarás disponible para mí, sólo para mí. Creo que es lo que me debes, lo que merezco.
Me marcho pero no creas que te abandono, sabes que jamás haría eso. Volveré en cuanto pueda, cuando menos te lo esperes”. 

Conforme iba leyendo se me aceleraba el corazón. Guardé la carta para mostrársela a la policía. Bajé la colina apresuradamente. Me daba pavor la idea de encontrarme allí con Esther.
El camino hacia la comisaría se me hizo eterno. Estaba tan asustada que incluso pensaba que algo me sucedería antes de llegar. Por suerte no fue así.
Conseguí llegar y relatar mi hallazgo al jefe de policía. También le mostré la carta escrita por Esther.
Finalmente hallaron el cuerpo enterrado. Tenía el cráneo destrozado. Acordonaron la zona y tomaron fotos de ésta y del cadáver. Buscaron pistas hasta que el juez autorizó el levantamiento del cuerpo. Se lo llevaron al laboratorio médico forense y allí finalmente lo identificaron como el cadáver de Marisa Lozar Medina.
A partir de ese momento aumentó la eficiencia en la búsqueda de Esther. A pesar de ello aún no han dado con su paradero. 
Me pregunto cómo se sentirá al volver y descubrir que Marisa le ha sido arrebatada.


Y hasta aquí mi relato corto. Espero que os haya  gustado y haberos entretenido durante un ratillo.
Gracias por leerme y nos vemos la semana que viene o antes si surge algo de lo que quiera desahogarme :) Hasta luego :)

Mejores Amigas (1ªparte)



¡Holis amigos y amigas!

Hoy dejo un poco a parte el humor para dar a conocer un relato corto que escribí hace un tiempo.
Intento hacer una entrada por semana, pero hay veces que se me ocurre la idea de poner algo nuevo en la misma semana y no me gusta reprimir ese sentmiento jaja

Os dejo un resumen sobre el relato para que a quien lo le llame la atención no pierda el tiempo leyendo. Pero si no lo lees o envias a 10 contactos tu vida.....QUE NOOOOO, QUE ES BROMA JJAJAJA.

Fátima es una joven que vive con Esther, una amiga a la que cree conocer muy bien. Hasta que un día la policía se present en casa de ámbas preguntando por Esther. A partir de ese día comenzará a salir a la luz el oscuro pasado de su amiga.

Nota: Quedan reservados los derchos de autor:

Espero que os guste :). Comenzamos.


MEJORES AMIGAS.

La policía se llevó a Esther en una mañana fría de invierno en la que me costó una hora salir de la cama. Salir de mi nido blandito y caliente que había estado caldeando toda la noche. Pero llamaron al timbre y no me quedó más opción que salir a la fría realidad.


Abrí la puerta. Era la policía. Buscaban a Esther, la cual aún seguía dormida. Esther y yo nos conocimos cuando empezamos a trabajar en el restaurante “La casa de la tortilla”. Un año más tarde decidieron prescindir de mis servicios como camarera y Esther me invitó a quedarme en su casa hasta que encontrase un trabajo en el que me pagasen un sueldo mínimamente digno.
En lo que a mí respecta Esther era una gran mujer. Por eso me sorprendió tanto ver cómo una pareja de policías se la llevaba a prestar declaración en comisaría.


Tras cinco horas de interrogatorio Esther volvió a casa. Me pilló con mi quinta taza de café. Quería ser sutil al preguntar pero estaba tan nerviosa que me abalancé sobre ella en cuanto cruzó el umbral de la puerta.
Con cara de pocos amigos me dijo que había sido todo un mal entendido. La habían confundido con Marisa Lozar, una amiga de su adolescencia que desapareció hace diez años. Sin añadir nada más se marchó a dormir, ya que necesitaba olvidar el susto.


La esperé todo lo que quedaba de día. Preparé la cena, pero no se dignó a salir de su habitación hasta el día siguiente. Al despertarme fui a la cocina y encontré una nota dirigida a mí: “Fátima, he salido a correr. Ve preparando el interrogatorio” Esa frase palió mi curiosidad. Al menos tenía la certeza de que cuando volviese me enteraría de todo.
Volvió cerca de las doce. Nos sentamos en la mesa de la cocina; yo con mi habitual taza de café y ella un vaso de leche caliente. Minutos después comencé a escuchar su historia.


Al parecer, la casa en la que Marisa vivía con su madre antes de desaparecer había ardido hacía unas semanas. La madre de Marisa, “la loca María”, era una mujer esotérica con fama de no estar en su sano juicio a la que le encantaba ambientar su casa con velas e incienso. Lo curioso es que entre tanto revuelo encontraron el cadáver de un bebé recién nacido. Al parecer estaba enterrado a muy poca profundidad, tanto que fue un milagro que no fuese desenterrado por algún perro que jugase por la zona. Le iban a practicar una necropsia al cadáver para ver que datos podrían obtener de él.
Esther me reconoció entonces que la noche anterior me había mentido, que no la confundieron con Marisa sino que habían interrogado a toda la familia y puesto que ella y Marisa fueron íntimas amigas desde la adolescencia hasta que esta desapareció, querían saber si tenia alguna pista sobe Marisa o sobre el terrible hallazgo.

La noticia me dejó conmocionada, tanto por el pobre bebé como por el mal trago que Esther había tenido que pasar. La abracé lo más fuerte que pude.



Para mi amiga la desaparición de Marisa fue el palo más grande que la vida le había dado. No solo eran amigas: eran hermanas. Ella confiaba ciegamente en Marisa, habría hecho cualquier cosa por ella, igual que esta última por Esther. Por eso, el hecho de que Marisa se marchase sin decirle nada a Esther, sin preocuparse por ella, sin apenarse, hizo que ésta se sumiese en una tristeza que tardó años en curar. Pasó por varias fases: Primero desconcierto; no entendía nada, y estaba segura de que tarde o temprano Marisa volvería. Después miedo; temía que le hubiese pasado algo, pero con el tiempo y viendo que no aparecían indicios de secuestro ni asesinato, empezó a sospechar que Marisa se había cansado de vivir con su madre y se había marchado para siempre. A continuación sintió tanta rabia e indignación que ni siquiera podía pasar por los sitios que solían frecuentar, ni escuchar las canciones que le recordaban a ella. Lloraba por las noches, lloraba cada vez que se sentía sola. Finalmente decidió que lo más sano era asimilar que esa amistad formaba parte del pasado.
Al día siguiente decidí invitar a Esther a cenar. Estaba claro que necesitaba una amiga y ella se había portado como una autentica hermana conmigo dejándome vivir en su casa. Fuimos a “Damerys”, un restaurante cerca de la calle mayor, la calle más concurrida de la ciudad, para que se distrajera viendo tiendas y disfrutando del ambiente.


Le dije que pidiese lo que más le apeteciese sin reparar mucho en el precio. Un día es un día y a mí aún me quedaban meses de paro. No podía permitirme derrochar mucho, pero sí podía darme un capricho puntual con una amiga.
Llenarme la barriga de buena comida y bebida en un restaurante fuera de casa con camareros atendiendo mis necesidades y en buena compañía es uno de los placeres que más me gustan de la vida.
Intenté sacarle temas de conversación que no le recordasen a los últimos acontecimientos que había vivido. Hasta que me percaté de que cada vez que se acercaba la camarera Esther dejaba de escucharme y ambas se clavaban fríamente la mirada.
Haciendo honor a mi ya reconocido cotilleísmo, le pregunté si la conocía y entonces fue cuando me llevé una sorpresa que no esperaba: A Esther le gustaban las chicas.


Me sentí un poco estúpida por no haberme dado cuenta de eso viviendo con ella. Resulta que ella y Samanta, la camarera, se habían conocido por Internet un día en el que la soledad de Esther había llegado a su limite y se sintió con la necesidad de conocer nuevas amistades. Lo suyo duró cinco meses y terminó como el rosario de la Aurora cuando Samanta la engañó con otra chica que también había conocido por Internet. Al parecer la chica era muy aficionada a las redes sociales.
Me sentí realmente mal por haberla llevado a cenar a ese sitio. Si lo que quería era animarla estaba claro que hasta el momento no se me estaba dando demasiado bien.
Cuando llegamos a casa me dijo que iba un rato a la colina de los vientos. Era un nombre que le habíamos puesto a una colina cubierta de matorrales a la que solía ir Esther a tomar el aire. Más tarde compartió ese lugar conmigo cuando nos conocimos. Era un sitio mágico. A mi me habría encantado ir con ella a disfrutar de las estrellas esa noche pero decidí respetar su soledad.


Semanas más tarde los rumores que empezaron a correr sobre el cadáver hallado en el jardín de “la loca María” empeoraron aún más la situación. Se decía que el cadáver tenía alrededor de quince años y que según los resultados analizados era de un hijo secreto que María había tenido. Suponían que con otro hombre que no era su marido. Aunque el mayor disparate que escuché fue que María lo había sacrificado en una de sus conocidas prácticas de brujería. Algo escalofriante.
Sabía que Esther no estaba pasando por su mejor momento, pero sentía la necesidad de preguntarle si no recordaba que Marisa hubiese tenido un hermano pequeño. Al fin y al cabo ella tuvo que conocerlo, ya que nació cinco años antes de su desaparición, cuando el bebé tenía 1 año. Era todo muy extraño.
Fui a su habitación. Tenía la puerta entreabierta. Por ella asomaba la tenue luz de la lámpara de escritorio que ambientaba la estancia, pero no había nadie. De repente escuché el sonido de la ducha. Esther estaba en el baño, así que esperaría a que terminase. Pero justo cuando me iba a retirar advertí que el escritorio estaba más desordenado de lo normal: Tenía folios desperdigados por todas partes y en el suelo una caja enorme de cartón que nunca había visto antes. Me acerqué a olisquear lo que había sobre el escritorio. Sólo me dio tiempo a leer una frase antes de ser descubierta por mi compañera de piso: “Querida Marisa…”.
No me podía creer que Esther tuviese contacto con Marisa.


Cogió todos los folios que había sobre el escritorio y para mi sorpresa los metió en la caja de cartón que había en el suelo. Estaba repleta de cartas.
Esther me agarró el brazo y luchó para sacarme de la habitación mientras yo le reprendía por haberme engañado a mí y más grave aún, a la policía.
En aquel momento me vi sorprendida por dos sensaciones que jamás pensé que sentiría con Esther: miedo y rabia.





Bien amigos, no sé si la historia es demasiado larga, pero no me deja ponerla entera con fotos incluidas para crear "ambiente" así que la dividiré en dos entradas.
Ahora mismo pondré la segunda y última parte.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Buscando la amistad perfecta.




¡¡Holiiiiissssss!!

Llevo años buscando a esa amiga especial. Esa amiga que casi todas las protagonistas de series de instituto tienen. Pero no hay manera de encontrarla.


Creo que no pido tanto: quiero una amiga con la que nunca me aburra. Que sea divertida pero sepa diferenciar la diversión de lo ridículo. Que sea leal, en la que pueda confiar. Que dé la cara por mí y me apoye. Que sea inteligente. Que tengamos cosas en común. Que tenga coche y me lleve… Que sea generosa.


 Buscando................................................

 ¡¡NOOOOOOOOOO!! WHY? :(

Cuánto daño ha hecho el cine y la televisión. Nos han hecho tener una espectativa de la palabra "amistad" demasiado grande.

Por ejemplo, en la película "El señor de los anillos" Frodo debe ir a Mordor a destruir un anillo. El viaje no va a ser nada fácil, se va a encontrar por el camino muchisimos peligros y criaturas peligrosas que atentarán contra su vida




pero aun así su amigo Sam se juega la vida para acompañarlo y ayudarlo en su peligrosa misión.

Yo cuando pregunto si alguien me acompañen al servicio se crea un circulo de silencio. La gente se cree que si no contestan se vuelven invisibles y dejo de verlos. Y así nos tiramos un rato en silencio, ellas haciéndose las longuis y yo pues, esperando el momento en el que finalmente decida recoger mi dignidad y marcharme pensando que nadie me quiere :(
Mean abandonado.


Luego está la relación entre los seres humanos en general, sean amigos o no. ¡Valor humano!
En series como The Walking Dead podemos ver como en una situación tan postapocalíptica hay ciertas personas que consiguen mantener cierto control sobre la situación y se ayudan los unos a los otros e incluso arriesgando sus propias vidas por intentar salvar a los demás.

Yo recuerdo que cuando tenía unos años menos iba por la calle bebiendome un zumo que se me descontroló un poco hasta derramarseme bastante cantidad en las manos. Vi a una chica y la conversación fué la siguiente:

-Hola, perdona, ¿tienes un pañuelo?
La chica se registra en el bolso coge el paquete y con cara de pena me dice:
-Es que...solo me queda uno.
Y con las mismas se va.

O sea, vamos a ver. ¿Os imagináis a esta chica en un mundo postapocalíptico? ¡Ni como amiga, ni como persona humana! 
Persona = humana
 
Y es por gente así por la que me cuesta tantísimo encontrar una buena amiga.

Si tú tienes un mejor amigo/a tampoco te puedes fiar porque puede que cuando más la necesites esa parsona en la que tanto confías SIN QUERERLO te falle.

Por ejemplo estáis solos y sucede un pequeño accidente:

-Maríaaa, me acabo de caer de boca. Por favor llevamé a urgencias. Yo no puedo conducir, estoy mareada.

-Tía, ¿eso es sangre?

-Sí. Estoy sangrando un poco... ¿MARÍA?


Y así es como tu amig@ del alma te puede fallar sin querer.

No es fácil encontrar una buena amistad, pero tampoco debe ser fácil ser la mejor amiga de alguien.

Yo seguiré buscando, a ver si hay suerte. 

Gracias por leerme. ¡Nos vemos la semana que viene!

CHAAAUUUUUUUUUU