lunes, 25 de mayo de 2015

Enfadarse y dejar de respirar



 ME ENFADO Y NO RESPIRO




Hace años, cuando era una adolescente solía tener una idea en mente: dividía a las personas con las que me relacionaba en amigos y en “personas que me han fallado”.

No entendía como una persona a la que yo le había dado lo mejor de mí en un momento dado no me correspondía. O que una persona con las que un día estuve pasándomelo en grande días después me dejaba de lado. ¿Y yo que hacía? Indignarme como una niña, aún con catorce o quince años me lo podía permitir. Sentía que me habían fallado, que los malos eran ellos y que yo era una víctima. Una víctima de mi bondad.

¿Yo soy tan buena y los demás son tan malos? En absoluto.

Y esta reflexión me ha venido a la cabeza al ver que aún hay personas que ya con una edad considerable continúan con esta idea infantil de “El mundo está en mi contra”.

¿Recuerdas cuando de adolescente alguien te fallaba y te quedabas acongojado, dándole vueltas, indignándote, comiéndote la cabeza?:

-¿Por qué a mí?

-Ohhh Cristina le ha hablado a Chary que es mi enemiga, o sea, ¡menuda falsa! Le ha pedido un boli, ¿y por qué no me lo pide a mí que soy su amiga? ¡Traidora!

-¡¡Ala!! Otra vez me han traicionado. Chary le ha pedido a Critina si le puede pasar su mochila y ella se la ha pasado. ¡Falsa!, ¡si de verdad fueses mi amiga se la habrías estampado en la cabeza!

¡¡EL MUNDO ESTÁ EN MI CONTRA!!  ¡¡LA SOCIEDAD ES MI ENEMIGA!!


No, el problema no es la sociedad, no son los demás. El problema es cuando crees que eres EL OMBLIGO DEL MUNDO.

Y es que conforme vas creciendo (no quiere decir que todos lo hagamos al mismo tiempo) te vas dando cuenta y sobre todo a base de experiencias de ese tipo de que la gente no siempre va a actuar como TÚ quieres, como TÚ esperas.
Y sobre todo te das cuenta de que las personas son libres para actuar como ellos quieran.

Por eso mismo no tienes que creer que una persona por que un día te diga algo bonito va a ser tu mejor amiga de por vida, es decir, no te tomes tan en serio las cosas que los demás piensan de ti, ni buenas ni malas. Porque a lo mejor eso no significa nada, es decir yo hay días que estoy más optimista y me relaciono más con la gente y hay días  en los que estoy agobiada y ni me apetece hablar y me distancio un poco y eso no quiere decir que alguien me caiga mejor o peor. Y por supuesto no me gustaría que por tener un mal día y estar más ausente me destierren por ello.

Yo tengo mi mente en paz desde que comencé a ver ese tema de un modo diferente: las personas no son propiedad de nadie y es un gran error dividirlas en amigas y enemigas. A lo mejor un día coincides con una persona y pasas un rato agradable con ella y eso no os convierte en amigas ni en nada, simplemente disfruta de ese momento y no esperes más.
Si has cortado con tu pareja y tenéis amigos en común, ¿por qué esperas de ante mano que esos amigos ahora no hablen con tu ex? Pues en vez de indignarte por ello recuerda los buenos momentos y si un día llaman a tu ex, no los destierres, puede que otro dia que lo necesites queden contigo también. Pero si los tachas de enemigos del tirón tienes más que perder.

Yo no estoy acostumbrada a tener un grupo definido de amigos. Tengo a mi amiga de toda la vida con la que tengo 0 cosas en común, pero que cada X tiempo nos llamamos para tomar un café. Tengo otra amiga que estaba viviendo en Alemania y cada vez que ha vuelto a España (ya definitivamente) pues hemos desayunado jutas y nos hemos puesto al día. Tengo amigas de la ESO, de Bachiller, personas que no veo a diario pero que aun así cuando nos acordamos los unos de los otros nos damos un toque. Luego mis compañeros de clase actual, voy a clase, hablamos, alguna vez cae alguna confidencia, nos reímos y a veces tomamos alguna cerveza. Y así con todo y vivo feliz sin comerme la cabeza por que alguien me falla o me deja de fallar.

Luego llego a mi casa y estoy con las personas que sí forman parte 100% de mi vida, mi familia, mi novio, mi perrita. Mi núcleo.

Resumiendo: disfruta de los momentos que compartes con las personas sin etiquetarlas. No pienses que las personas son de tu propiedad, cada uno hace lo que siente, no están para formar parte de tu ejército, no son tus “Inmaculados”. No te creas el ombligo del mundo y lo más importante: no le des tanta importancia a lo que dicen o hacen los demás.

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